El fin de la historia

“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños”: Cicerón

Hace algunos días mi buen amigo Alan Santa Cruz me recomendó el libro de “¿el fin de la historia?” del reconocido autor Francis Fukuyama. El libro es verdaderamente interesante, sin duda alguna es un autor contemporáneo
con una perspectiva única y muy aguada sobre el sentido de los tiempos modernos, en donde cada vez la gente se entretiene más y tiene menos creencias, en donde la gran mayoría son ciudadanos del mundo pero en
donde la mayoría carece de una ideología.

El asunto de la ideología podría sonar muy complejo, sin embargo no lo es, el ser humano siempre se ha caracterizado por creer en algo, de tal modo que esa creencia ha hecho que las acciones sean motivada a ejercer cambios. Es
así como crea la historia, a través de las ideas, en la lucha de imponer una idea sobre otra.

Las guerras, los imperios, las batallas, los sacrificios, las súplicas al eterno y también la búsqueda existencial que ayuda a que la vida tenga sentido.

Algo sucede y es latente; pero en cierto sentido es una situación que resulta cómoda para la gran mayoría, desde la dinámica económica hasta la democracia, desde la intención malversada de la acción comunicativa manipulada por los medios, hasta la necesidad de pertenecer a una realidad en línea y ser ajeno a un mundo que se derrite y diluye en nuestras manos que están ocupadas en el dispositivo celular.

No todos los hombres son creados igual, y aun en el subjetivo ejemplo de que lo fueran, no habría forma alguna de trascendencia o de realización o de lucha por algo más allá de lo terrenal si todos los seres humanos desearan ser reconocidos de la misma manera y en igual medida por los demás.

“De algún modo u otro todos buscamos el reconocimiento”

El hombre y la mujer en este mundo moderno son la antítesis de aquellos que daban su vida por conceptos magnánimos por esencia como la libertad, la igualdad.

Creo que no es casualidad que una de las grandes enfermedades de este siglo sea la depresión, creo que no es casualidad que cada vez más la gente decida quitarse la vida, hay un fantasma y este recorre al mundo. Es la gran amenaza de que nadie cree en nada en el silogismo propio de la expresión, las iglesias que aún son gran referente sobre la guía espiritual, cada vez se ven mermadas en cuanto a participación activa y en la misma extensión de sus dogmas.

El tema no está centrado en la política, en la religión, mucho menos en la falsa retórica de que el dinero nos dará la felicidad, tampoco en la familia, que cada vez es una organización social que se desintegra, tampoco es casualidad que cada vez existan más divorcios.

“No nos vamos a morir”: Diego Dreyfus

La grandeza del hombre consiste, precisamente, en su capacidad de cumplir voluntariamente su plan natural. Y ese plan es noble y grandioso: que cada hombre se desarrolle y progrese en todos los órdenes. Pero si el hombre carece de esa idea tanto de manera individual como colectiva, entonces, el fin de la historia está próximo, entonces, pronto existirá el último hombre y la última mujer.

Los humanos nacimos para ser libres, para tener la dicha de vivir y de trascender para amar y justificar nuestra existencia.

La razón de la ideología nos da raíces y esencia, hace que en la línea del tiempo la reminicencia continúe, llorar es de humanos, dejar de tener ideologías nos convierte en máquinas. Creo firmemente que debe de existir una creencia en un ser supremo y que el deber para con este ser es; tener fe en sus ideales, creo firmemente que el deber de los hombres y de las mujeres para con sus semejantes debe ser: tener esperanza en realizar su ideales y el deber que cada humano debe tener para consigo mismo: es tener amor a la humanidad.

Pronto vamos a desaparecer, que mejor que tener la firmeza de las ideas, el futuro depende de nosotros, pues somos por voluntad propia, se trata d que cada quien nos ubiquemos en nuestra propia trinchera.

Somos humanos en un mundo que se acaba, no podemos ni debemos perder el tiempo, hagamos historia.